viernes, 26 de marzo de 2010

Credicoop en el oeste santafesino.

El Trébol y su impronta.
Situada a la vera de la ruta provincial número 13, la ciudad de El Trébol es una de las más pujantes del oeste santafesino. A 200 kilómetros de la capital provincial, esta localidad de 14.000 habitantes se caracteriza por sus excelentes tierras para el cultivo y la ganadería, sumada a la presencia de diversas empresas pequeñas y medianas mayormente ligadas con la producción lechera.
DIVERSIDAD. Kast, Rivoira, Bertoni, Fantín, Novaresio, Giampieri: todos los sectores.
Allí se encuentra una filial Credicoop, portadora de una larga tradición cooperativa iniciada con la caja de crédito de la localidad, que en 1979 se convirtió en banco cooperativo Horizonte y que posteriormente fue Argencoop.

El importante edificio que hoy ocupa la filial trebolense supo ser la casa central de Horizonte y actualmente, dada su capacidad y múltiples espacios, funciona como sede de capacitación regional de la zona 7. En ese lugar, emplazado en boulevard América 963, se reunieron especialmente para recibir a Acción Elena Giampieri, Juan Marcelo Bertoni, Nelson Ladner, Diego Kast –miembros de la comisión de asociados de la filial–, Reinaldo Rivoira, su presidente; Jorge Novaresio, vicepresidente, y el gerente de la filial, Alberto Fantín.

Depósitos

Durante la entrevista, Rivoira recuerda la época de las cajas de crédito. «Las cajas de crédito daban acceso a préstamos a pequeños comerciantes, asalariados y a mucha gente que no tenía posibilidad de recurrir a los bancos, muy limitados en esa época. Pero eran además un ámbito de participación, de acción, y esa es la impronta que mantiene Credicoop como cooperativa, ese es nuestro fuerte; en la comisión de asociados se ve esa continuidad», expresa.

La banca solidaria es una de las cinco entidades financieras presentes en El Trébol, con una importante participación en el mercado. «El porcentaje de depósitos es mayor de lo que deberíamos tener como media, lo cual demuestra que la población ve a Credicoop como el banco de la comunidad», señala el gerente.

Asimismo, los integrantes de la comisión de asociados afirman que el banco tiene buenos vínculos con otras entidades del pueblo, como cooperativas agrícolas, de servicios públicos y organizaciones de la sociedad civil. Como parte de este vínculo con la comunidad, también se realizan actividades educativas.

Elena Giampieri destaca el carácter igualitario con el que se trata a los socios, una de las diferencias del banco cooperativo. «A veces, un jubilado o un asalariado requiere un pequeño préstamo, pero que para esa persona es muy importante, y aquí se lo trata de igual forma que a todos los asociados», afirma, y agrega que participa de otras entidades de bien público de su comunidad, donde difunde los valores de la cooperación.

Por su parte, Nelson Ladner y Juan Bertoni subrayan la diversidad de orígenes de los integrantes de la comisión de asociados: empleados, productores agropecuarios, pequeños empresarios, entre otros, conforman el grupo que actualmente tiene nueve participantes. «Esto nos da la posibilidad de contar con visiones desde todos los sectores», señalan.

Sumar nuevos integrantes y generar un recambio generacional en la comisión es una de las metas a cumplir este año, aunque no es una tarea fácil. «Lo que sucede es que a los más jóvenes no se nos enseñó nunca lo que es el cooperativismo, nos enseñaban todas las formas de empresas menos la cooperativa. Hay una falencia en la educación, lo que se difunde más es la competitividad comercial, pero ser cooperativo, ser solidario, es enseñado de forma superficial. Por eso es la dificultad de integrar a las nuevas generaciones», señala Jorge Novaresio.

Una de las estrategias para fomentar la participación, dice Rivoira, son las reuniones con socios. «En esas oportunidades aprovechamos para invitar a más integrantes a sumarse; es la herramienta que más utilizamos para la incorporación de nuevos miembros», afirma.

Entre los servicios que la banca solidaria brinda a la comunidad trebolense, el gerente destaca el gran apoyo al comercio exterior, dado que las empresas locales comenzaron a exportar fundamentalmente luego de la crisis de 2001.

«Exportar no es algo fácil y en ese sentido se ha hecho un muy buen trabajo desde el departamento de comercio exterior con las empresas de la zona. Creo que en ese momento fue algo que ayudó mucho a la ciudad, y hoy prácticamente la totalidad de las operaciones de exportación se hacen a través de Credicoop», señala Fantín.

Asimismo, reconoce que Credicoop fue mejorando sus servicios, sus atenciones, «y esto hizo que la gente siga eligiéndonos, sobre todo después de la crisis, de la cual salimos fortalecidos».

Cuestión cultural

Rivoira agrega: «Los diez empleados de la filial son parte fundamental de este vínculo con la comunidad. Los asociados manifiestan que no tienen en otros bancos un trato cordial y afectuoso como reciben en Credicoop, y eso tiene que ver con la predisposición del personal, que está muy consustanciado con el banco y su filosofía».

Con lo cual coincide Kast: «En el interior se valora más a las cooperativas, la gente siente a la empresa cooperativa de otra forma, y como parte de eso ve al banco más ameno, más amistoso, menos estructurado. Además, la empresa cooperativa brinda la posibilidad de participar, y nos permite obtener beneficios en conjunto que de manera aislada no tendríamos».

De esta forma, el compromiso de Credicoop con la comunidad continúa afianzándose, regido fundamentalmente por la concepción del servicio financiero como servicio público.

«Debemos seguir apostando a estas entidades para hacer sociedades más justas porque, de otra manera, la brecha social va a ser cada vez más profunda. Hay que seguir trabajando en este sentido para que la gente con menos recursos también pueda acceder a bienes y servicios», afirma Fantín.

Rivoira concluye: «Creo que es una cuestión cultural, tenemos que entender que la sociedad es lo que es como consecuencia del individualismo y que tenemos que luchar contra eso. La acción social que realizan las cooperativas debe apuntar a ese cambio cultural que lleve a pensar de otra manera la utilización de todos los bienes, no para el beneficio propio sino para el conjunto de la población».

C. G.

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